Ensayos


CONSTRUCCIÓN COLECTIVA DE POLÍTICAS PÚBLICAS PARA EL DESARROLLO HUMANO SOSTENIBLE
Lina María Zuluaga Giraldo, Jemay Mosquera Téllez, Javier Peñalosa Otero y Elkin Raúl Gómez Carvajal

Resumen
El trabajo es resultado de un proceso prospectivo y estratégico de acompañamiento y empoderamiento local en 10 municipios de Norte de Santander, tendiente a identificar sus  ventajas comparativas y proponer su transformación en ventajas competitivas, para formular visiones subregionales de desarrollo humano sostenible bajo criterios participativos e incluyentes de grupos tradicionalmente segregados, como mujeres y jóvenes, mediantes las cuales se puedan configurar espacios de integración subregional para asegurar un desarrollo endógeno y sinérgico del territorio

Abstract
The work is the result of a prospective and strategic process of support and local empowerment in 10 municipalities of Norte de Santander, tending to identify their comparative advantages and propose their transformation into competitive advantages, to formulate sub-regional visions of sustainable human development under participatory and inclusive criteria of traditionally segregated groups such as women and youth, through which would be possible to configure sub-regional integration spaces to ensure an endogenous and synergistic development of the territory.





LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO

La presente propuesta parte de un enfoque sistémico de relaciones ambientales, sociales, culturales, políticas y económicas, para formular una gestión integral del riesgo soportada en nociones territoriales - el desarrollo como construcción socio-cultural múltiple, histórica y territorialmente determinada de Múnera [20]; legales - la naturaleza como sujeto de derechos, los derechos colectivos y las responsabilidades compartidas de Francois Ost, y culturales - la cultura legal ambiental de Borrero Navia [21], entre otras, las cuales han contribuido en la lucha contra la degradación ambiental, la protección y el uso adecuado de los ecosistemas y la biodiversidad, desde los ámbitos económico, político, social, cultural, y ambiental [22].

Desde estas relaciones sistémicas, se formula una gestión integral basada en la habitabilidad, la incertidumbre y la adaptabilidad como prerrequisitos que aportan a la solución efectiva de las necesidades primarias de hábitat en procesos de reasentamiento y grupos de personas afectadas por situaciones de emergencias. La propuesta busca replantear y encontrar el sentido de vínculo y del límite, manteniendo nuestras semejanzas y diferencias, en una consonancia reciproca con los elementos del medio natural. Para ello, se tienen cuenta las amenazas naturales y las presiones del territorio, como base de las transformaciones antrópicas que se producen sobre un área determinada y que generan desequilibrios multidimensionales (ver gráfico 1), los cuales exigen a su vez soluciones integrales para una gestión del riesgo que tenga en cuenta los conflictos de uso, las potencialidades del entorno y las necesidades e intereses de la población.  


Gráfico 1. Presiones del territorio y escenarios de riesgo
Fuente: autores

De acuerdo con el gráfico anterior, las estrategias para la reducción de presiones en el territorio se deben enfocar hacia una gestión integral del riesgo que equilibre la oferta y la demanda de las cargas y los beneficios presentes en el sistema de soporte territorial y que satisfaga los intereses de los habitantes por medio de herramientas de planeación participativa y de construcción colectiva de una cultura del riesgo.

Se propone entonces asumir la gestión del riesgo como un sistema complejo adaptativo cuyos elementos estructurales responden a un enfoque metodológico crítico con cuatro etapas evolutivas de estructuración del proceso participativo y de interacción comunidad-administración-instituciones-naturaleza (ver gráfico 2) y se organizan en Etapa de Reflexión o toma de conciencia respecto a la valoración de la iniciativa y la tendencia predominante de desarrollo territorial; Etapa de Conceptualización o toma de posicionamiento frente al estado del arte en cuento al riesgo, la tendencia predominante y las contratendencias del desarrollo; Etapa de Idealización o formulación de hipótesis de los escenarios tendenciales, probables y posibles de acuerdo a los intereses de los actores protagónicos del desarrollo desde la oferta y demanda y el reparto equitativo de cargas y beneficios y,  finalmente, Etapa de Formulación del modelo de desarrollo para la gestión Integral del Riesgo Idealización basada en la adaptabilidad, que tenga en cuenta la habitabilidad y la incertidumbre para determinación de acciones y la negociación de intereses (en un nivel de ejecución real y posible) en diferentes escalas de aproximación al territorio.

Aproximaciones

La gestión integral del riesgo a partir de la habitabilidad, la incertidumbre y la adaptabilidad ofrece la articulación real de lo público y lo comunitario, para asegurar el uso adecuado del soporte natural, revertir la prevalencia de las relaciones económicas y de poder y así encaminar nuestros esfuerzos hacia la transformación positiva de nuestro entorno y la configuración sostenible del hábitat.



Gráfico 2. El riesgo como sistema complejo adaptativo
Fuente: autores

La interacción con la naturaleza en un dialogo reciproco y unificador posibilita la construcción de una cultura del riesgo que contribuya al reconocimiento de la heterogeneidad del territorio y los valores culturales de los seres humanos que lo habitan, y la construcción participativa de ciudades y ciudadanía por medio de la apropiación consciente del lugar habitado; así como a la búsqueda de soluciones consensuadas a los conflictos socio ambientales con criterios de eficiencia y eficacia en el uso de los recursos naturales.

Las estrategias de reducción de la vulnerabilidad (optimización de la gestión organizacional, análisis de puntos neurálgicos, definición de estrategias para la regulación de interacciones con instalaciones de alto riesgo, autonomía de los recursos, desarrollo de las técnicas individuales de protección y de sobrevivencia) y la reintegración progresiva de la comunidad en la práctica cotidiana de tomar a su cargo el riesgo (transparencia y visibilidad de la información, democratización de los procesos e inclusión de expertos y actores sociales, definición deberes colectivos y responsabilidades compartidas), permitirán sentar las bases para generar propuestas acertadas de gestión integral del riesgo, tendientes a minimizar el impacto negativo de nuestras acciones con el entorno en un proceso armónico que contribuya a la optimización permanente de la relación ser humano – naturaleza.